El hombre entra feliz a la pieza donde yace su esposa con su hijo recién nacido.
Se acerca emocionado a ver al niño, y con sorpresa descubre que éste es de raza negra.
-Eso te pasa por querer hacer el amor siempre con la luz apagada-, le dice ella.
Siempre nos justificamos y le echamos la culpa a alguien. En la relación de pareja esto es muy patente. En las discusiones ninguno quiere en realidad escuchar al otro, ni ponerse en el lugar del otro, y todo lo que ocurre es responsabilidad del otro. "Es que tú te enojas por nada". "Si me enojo es porque que tú ni me miras ni me consideras". "No te miro porque andas con la cara hasta el suelo todo el día". "Es que acaso no crees que cuidar de tus tres hijos no da trabajo, ni agota". "Y tu que crees que yo hago cuando salgo en la mañana, ¿jugar golf?". "Pero el que trabajes todo el día no te da derecho a insultarme", etc., etc., etc. Y así desde los egipcios. "Es que tu...".
La relación de pareja es un asunto entre dos personas, donde los dos son responsables de lo que ocurre. No hay uno que sea el mas malo. Es una danza de a dos.
Y yo, ¿cual es mi responsabilidad en esta crisis de pareja?. Basta que uno de los dos despierte, y le ponga conciencia al asunto, para que se vuelva a conversar constructivamente. Meterle el dedo en la llaga y ver las culpas del otro no los llevará a ningún lado.
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