Nasrudín cruzaba semanalmente la frontera con su burro. Los guardias fronterizos, muy desconfiados, le revisaban minuciosamente a él y a sus alforjas, buscando contrabando, pero nunca le encontraron nada.
Pasados algunos años, Nasrudín vino a encontrarse de casualidad en una ciudad lejana con uno de los guardias. Éste, que reconoció de inmediato a Nasrudín, le dijo:
-¡Nosotros sabíamos que algo tu contrabandeabas por esa frontera, pero nunca te hallamos nada!. Dime: ¿pasabas contrabando?.
-Sí- respondió Nasrudín.
-¡Ahá!. ¿Y que contrabandeabas?.
-Burros.
Hola Francisco:
ResponderBorrarLindo el texto: el cuento, la imagen y sobretodo, el hecho de compartirlo con otros lectores y otras vidas. Todo sería pefecto si le pones la "s" que le falta al artículo...
Claudia
fixed ;)
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