Un ermitaño vivía en una humilde casa de palos en el medio del bosque. Una noche de luna llena se encontró con un ladrón dentro de la choza, que buscaba algo que robar y no encontraba nada.
El ermitaño muy amable le dijo:
-Toma, llévate esta manta vieja y esta ropa mía, para que tu viaje no haya sido en vano- y al decirlo se sacó el vestido de burda tela que le cubría.
El ladrón tomó ambas cosas y huyó despavorido sin entender nada.
El viejo entonces se sentó desnudo sobre el piso de la choza mirando la luna que entraba a raudales por la ventana, y dijo:
-¡Qué pena no haber podido regarlarle esta bella luna!.
Hay cosas que no se compran en un mall. Hay cosas que una tarjeta de crédito jamás proveerá. Tal vez esa nueva compra, ese nuevo auto quite la ansiedad algunos días, pero la novedad pasa pronto y el vacío regresa rapidito a instalarse.
Nada de ravotriles ni lorazepames ni fluoxetinas ni litios.
La madre de todas las recetas debe indicar:
Rp. Sentarse a mirar por la ventana, 15 minutos al dia x 3 veces.
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