Era un hombre muy religioso. Un día comenzó a llover intensamente. Despues de varias horas de lluvia torrencial el río se desbordó y nuestro hombre se subió al techo de su casa para no ahogarse.
Ahí estaba cuando pasó un tipo remando en un bote.
-¡Amigo súbase que le llevo!.
-No se preocupe- contesto el hombre religioso, -¡Dios me salvará!.
Las aguas siguieron creciendo y el agua ya le llegaba a la cintura. Pasó una lancha de la policía y con megáfono le gritaron:
-¡Amigo súbase a la lancha!.
-No se preocupen, gracias. ¡Dios me salvará!
Y la lancha partió a rescatar otros sobrevivientes.
Siguió lloviendo y con la crecida el agua ya le llegaba hasta el cuello.
Entonces apareció un helicóptero y estacionado en el aire, le tiraron una escalera.
-¡Amigo súbase!.
-¡No se preocupen que Dios me salvará!.
Y el helicoptero se fué.
Nuestro hombre muere y llega al cielo indignado. Enfrentado a Dios se queja colorado de rabia de no haberle ayudado.
-¡Cómo que no te ayudé wn!- le dice Dios. -Te mandé primero un bote, después una lancha, un helicóptero...
Sigue...
Nos quedamos esperando grandes señales, portentos, indicaciones de los cielos de que hacer, de como resolver nuestros conflictos, de que camino tomar, pero en el día a día, en las cosas mas simples, se nos contesta , nutre y protege continuamente. Pasa que no lo vemos porque nos enseñaron que el espíritu habita lejos, que es intangible, y que no está en el plato de comida , ni en los amigos, ni en nuestros hijos, o en la pega que tengo que hacer hoy.
Y como no vemos la ayuda y las soluciones que yacen frente a nuestras narices, nos sentimos abandonados.
D.H. Lawrence lo dice mejor en su poema "Self Pity":
Nunca vi una fiera salvaje
sentir pena de si mismo.
Un pequeño pájaro caerá muerto congelado de la rama
sin haber sentido nunca pena por sí mismo.
Realmente muchas veces la ayuda está frente a nosotros es esa está ahi , y seguimos esperando que pase el tiempo y nos sucede lo peor.
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