Los cansados miembros de una caravana llegaron por fin a un oasis y se dispusieron a descansar. A los diez minutos, y en medio del silencio oyeron una voz que lastimosamente decía:
-¡Qué sed tengo!. ¡Qué sed tengo!.
El jefe de la caravana mandó a un hombre a ver que sucedía. A su regreso dijo:
-Es sólo un viajero que también trata de descansar pero no puede por la sed.
-Dale agua-ordeno el jefe-, así podremos descansar todos.
El enviado le llevo un odre de agua al sediento, que éste bebió con deleite.
Pasados otros diez minutos, y de nuevo en el medio del silencio de la noche se escuchó la misma voz quejumbrosa:
-¡Qué sed tenía!. ¡Pero que sed tenía!.
Uno de nuestros deportes favoritos es quejarnos. Motivos siempre los hay. Negativismo. "Ay de mí!. "¿Porqué las cosas son así?". "¿Qué se ha creído?". Si es blanco se quejan. Si es negro también. Víctimas.
El antídoto es el agradecimiento.
También la gracia de quejarse es que otro nos escuche, quejarse solo no tiene sentido.Además el cuento nos dice que siempre esperamos que otro nos salve, el sediento no pudo sacar por sí mismo el agua del oasis.He aprendido de mi hijito que los dolores se quitan soplando el lugar adolorido y un besito.
ResponderBorrarQue bueno es volver a leerte